sábado, 29 de noviembre de 2008

De Javier, desde Tierra de Bardos

En primer lugar, cabe destacar que ES es original en su clasificación. Se trata innegablemente de una novela de ficción, pero es tanto fantástica como podría serlo pseudo-histórica. No esperéis elfos, magos, enanos y trolls, no encontraréis nada de eso, y no se hace necesario. Se enclava en el reino imaginario de Slavamir, parte de un mundo mayor creado por la autora, y narra la historia de dos hermanos, Ruslan e Yvanka, dos niños que quedan huérfanos a muy temprana edad cuando un grupo de guerreros asola su aldea y mata a sus padres. Tras pasar años de terribles vicisitudes, deciden marchar con una compañía de guerreros. Hasta aquí podría parecer una historia al uso para jóvenes, pero yo mismo no estoy de acuerdo con la clasificiación que la propia editorial (Espasa) ha hecho del libro. Está engoblada en su sección juvenil, pero considero que los temas que trata Montse en ES son mucho más maduros de lo que en principio puede esperarse. Asuntos como la pobreza (espectacular la escena con los perros), el amor fraternal (la relación entre ambos hermanos), la autoestima, forman parte de la historia y nos llevan a una visión que bien podría englobarse en el mundo actual, en nuestro mundo.

Mención especial en cómo trata la autora lo que supone para Yvanka convivir con cientos de soldados, la mayoría de ellos rudos hombres que la violarían sin pensárselo. No, sinceramente no es una novela sólo para jóvenes, aunque tampoco es inapropiada para ellos. Quizás aprendan que la guerra sólo provoca víctimas, en todos los bandos.En cuanto a la narración, sólo cabe decir que es deliciosa, fluida y para nada pesada. Es muy agradable, invita a deslizarse párrafo tras párrafo. Cuando una historia se hace corta, es sinónimo de calidad. Las distintas escenas están bien representadas, tanto si se trata de una batalla como un acto más calmado. Momentos dulces se entremezclan con las terribles experiencias de los personajes con gran realismo y con un lenguaje claro. Y cuenta con frases antológicas, de esas que quedan en la mente: "Ellas son las mujeres de mi vida... Por ellas no puedo rebajarme a eso".

Los personajes, asímismo, están muy bien tratados, sus modos de ser bien dibujados. Llegas a enamorarte de la pequeña Yvanka, y compartir la responsabilidad que acarrea sobre sus hombros Ruslan. De igual modo, llegas a odiar a ciertos personajes (por sus actos crueles) como Turiak y, sobre todo, la pérfida Ogashka (¡¡¡Dios, cómo aborrecí a esa mujer!!!). Quizás se eche de menos más protagonismo de Yvanka, a mi modo de ver la autora se inclina un poco más por el hermano mayor. O será que me ha gustado tanto el personaje de la niña que me sabe a poco.

Hablando de la presentación, quizás contenga los únicos puntos negros a destacar. La portada es hermosa, blanca, con un dibujo montado muy bien conseguido. Aunque no me gustan los dibujos en las portadas (prefiero fotomontajes más ambiguos pero espectaculares), debo reconocer que en este caso la editorial ha conseguido una buena presentación. Sin embargo, y aquí viene el punto negro, no me gusta el marco de celosías que rodea cada página. A mi modo de ver carga demasiado cada página y no aporta mucha seriedad. Pero son menudencias.

Más allá de eso, y como conclusión, no puedo decir más que Estirpe Salvaje es una gran historia, muy recomendable para todo tipo de públicos, pero especialmente para adultos por la madurez de sus contenidos. Una gran novela que sinceramente aplaudo por su calidad, y os animo a que la adquiráis, no os arrepentiréis.

Gracias, Montse, por regalarnos esta historia, y espero que el mundo donde se situa Slavamir siga creciendo.

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