viernes, 16 de enero de 2009

De Juan Pan, amigo escritor

El último libro que he leído es Estirpe Salvaje, de Montse de Paz, publicado por la editorial ESPASA.

Montse de Paz desarrolla una historia ambientada en el medievo, en una zona imaginaria castigada por las guerras entre un rey y sus pueblos, que desean liberarse del yugo de la corona.

Es un tema repetido en el cine y la Literatura que no es de mis preferidos, pero este libro me llamó la atención desde un primer momento: estaba mirando las estanterías de libros en el centro Carrefour de mi ciudad con la intención de comprar algo para regalar en Navidad, indeciso ante tanta oferta, y me llamó a la atención un libro que resplandecía en un anaquel dedicado a libros juveniles. Sí, leen bien: resplandecía entre los demás.

Lo tomé en mis manos y lo examiné. Tenía las tapas en pasta dura de color plata, y relucía al recibir la luz de los focos. Cada página tenía una orla de hojas y flores enmarcando el texto. “Es un libro precioso, un buen regalo”, me dije. Leí una página al azar. Me encantó y lo compré. La historia comienza así:

Una horda salvaje arrasa una aldea, donde mueren los padres de Ruslan e Ivanka, dos hermanos de tres y siete años de edad. Éstos son recogidos en una hacienda, donde los tratan como esclavos, los maltratan y obligan a trabajar con los hombres. Viven entre los animales, duermen en el suelo y reciben trozos de pan duro como único alimento. Terrible la escena disputándose el alimento con los perros.

Un día se escapan y se unen a un ejército, donde trabajan junto a otros niños en proveer de leña, y transportar los carros con víveres y armas.

El chico se convierte, a los diecisiete años, en un gran soldado, un líder, condecorado por el Rey. Durante todos esos años ha cuidado de su hermanita, que entró en la tropa con él como su hermano y donde intentan violarla varias veces cuando descuben que era una chica.

Tal como las praderas del lugar, que Montse describe maravillosamente, tienen ondulaciones y distintos tonos, la novela tiene momentos variables, altos y bajos. Cuando el lector comienza a sentir cansancio o monotonía surge de pronto la frase que, como un destello, le hace sentirse atrapado en la lectura.

Momentos sublimes son cuando la niña, la pequeña Ivanka, que intentaba por todos los medios pasar como chico, despierta de madrugada manchada de sangre y se asusta.

Otro momento: cuando los soldados quieren convertir al chico en un hombre, llevándolo a un prostíbulo. Ruslan reacciona de forma inesperada."No me gusta ir con las putas porque, si lo hiciera, no podría recordar con dignidad a mi madre ni mirar a la cara a mi hermana".

El romanticismo del primer encuentro amoroso entre dos adolescentes en la pradera; la inocencia y autenticidad del amor, la primera vez que la pareja de jóvenes prometidos hacen el amor… ¡Es una delicia de historia!

La novela está muy bien, me ha enganchado desde el comienzo, y sólo algún pequeño fragmento repetitivo de batallas (será porque las batalla son siempre iguales en los libros y en el cine) describiendo armas, lugares y muertes y heridas de combatientes me distrajeron momentáneamente de la lectura.

Es una historia muy bonita, bien contada y muy bien presentada. Te sumerges en la historia, te hace sentir odio, amor o simpatía hacia los personajes. Emana ternura de cada página. Mueve a reflexionar sobre los valores tan fuera de uso actualmente como la propia estima, la solidaridad, la lealtad y fraternidad.

Os la recomiendo. Yo he comprado tres ejemplares más para enviárselas a mis hijos.

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