lunes, 11 de enero de 2010

Una sorpresa en Youtube

Navegando por la red, me encontré con esta sorpresa en Youtube. Agradezco de corazón a Alice Goldenheart este tributo a la novela... ¡Todo un trailer!

martes, 5 de enero de 2010

Comentario de Marta de Paz

Mi comentario no viene avalado por estudios literarios, ni por otra experiencia que no sea la del placer de leer y vivir historias desde que era niña. Precisamente he tenido el privilegio de vivir grandes relatos (casi infinitos) junto con la autora de esta novela, ya que somos hermanas y ella, siendo la mayor, era siempre la que "inventaba". Y yo, como una cordera, pues hale, a seguirla en esos mundos de fantasía. ¡Cuántas noches no nos quedamos dormidas mientras jugábamos "a ser"...!

Jugar "a ser"... Inusual y precisa definición para los juegos infantiles en los que uno se mete en la piel de personajes de lo más variados y (en apariencia) alejados de la realidad cotidiana. Ese "jugar a ser" es sin duda la raíz última de la facilidad para idear y escribir historias de la que hoy hace gala mi hermana.

Ese jugar "a ser", muchos creen que se inventó hoy, con los juegos de rol y los videojuegos, pero es lo más viejo del mundo. Todos los niños han jugado "a ser" esto o aquello desde siempre, pero no todos han sabido definir el mismo juego ni adentrarse en él con la misma creatividad y pasión.

Luego, de mayores, el "jugar a ser" se olvida, aunque paradójicamente muchos sigan jugando a ser algo que quieren ser, pero que no son realmente. Se aferran a las máscaras tanto que desconocen ya totalmente quiénes son. Ya no saben jugar como niños. Juegan como adultos, de manera grave y a veces horrible, dispuestos a apostarse la vida, o a demostrar incluso agresiva y hostilmente que "son" esto o aquello. La alegría, ahí, se ha esfumado...lo mismo que la creatividad y la capacidad de cambiar, de reinventarse a uno mismo.

Se me ocurre que seguimos siendo niños queriendo jugar de manera fantástica y maravillosa, gozando de cada minuto, experimentando una jugosa manera de vivir que no nos deje secos y exprimidos como limones ácidos y gastados, sino sólidos y ricos como un árbol frondoso que, cuanto más viejo es, más lejos llega, más sabe, y mejor se encuentra.

La novela de Estirpe Salvaje me parece un fantástico "juego de ser", que destila este gozo creativo por los cuatro costados. Por eso opino que es, efectivamente, un relato iniciático al estilo de los de siempre, pero con capacidad de encandilarnos aún hoy. Personalmente me ha gustado algo de su argumento: el protagonista no es un niño, ni una niña, sino una pareja de hermanos, niña y niño. Esto es poco habitual en los tiempos contemporáneos (aunque antiguamente era distinto).

Hoy estamos acostumbrados a héroes solitarios, a hijos únicos... pero casi nadie ha recreado la riqueza de la relación entre hermanos. Que sea un relato que parte de un acontecimiento trágico que une para siempre a dos hermanos en un destino entrelazado, hace de ésta una novela muy interesante.

Por otro lado, he de reconocer que lloré con la muerte de cierto personaje. ¡Ay Dios mío, de repente me vi como una niña llorando con las películas! Bien, no sé si esto, para los expertos, dice mucho acerca de la calidad literaria de la novela o no. En todo caso, sí dice mucho acerca de la capacidad de lo escrito para sumergirnos en su atmósfera emocional, que no es poco. Y es que es sólo así como el relato iniciático puede tener éxito, cuando es capaz de arrastrar a los oyentes o lectores hacia su argumento, de tal modo que lo viven. Dice un refrán que nadie aprende por experiencia ajena, pero esto debería matizarse, ya que con esta clase de catarsis emocionales vía literaria, uno vive más de lo que viviría sin haber leído nunca nada. Y si vive un poco lo ajeno, aprende un poco.

Así que me imagino a los lectores infantiles leyendo esto...y viviendo con sus personajes ciertas cosas, aunque sea de refilón... y conmoviéndose, apasionándose, deseando que...Y me parece muy buena cosa. Que lean, que vivan, que aprendan, que se enriquezcan.

Por cierto. Han pasado meses desde que leí la novela, y mantengo fresco el recuerdo de ciertas escenas y momentos. Es como si tuvieran un sabor propio y memorable. Esto, para mí, es un síntoma de calidad. Me sucede igual con las películas. Su calidad no me la indica tanto el hecho de lo que sienta o piense en el mismo momento de verlas, sino la capacidad de dejar huella a través del tiempo. ¿Que olvido una película o una novela al cabo de un mes o dos de haberla visto o leído? Bueno, tal vez aquello "pareciera" bueno en su momento, pero sería más ruido efectista que otra cosa. ¿Que pasan meses y mantengo intacta la "sensación" de su mundo y su historia? Buena señal, ahí hay "algo" más que efectos especiales y bonitas palabras. Ahí hay parte de vida.

Sra. Escritora, que sigas así de inspirada, y ojalá te publiquen el resto de obras escritas. Así vivirás la satisfacción de los grandes árboles, repartiendo libros/fruta rica por todo el mundo, para deleite de los demás.