jueves, 30 de diciembre de 2010

Un cuento significativo, de Juan J. Planelles

Según Bernardo Atxga para que un cuento sea bueno debe ser muy significativo. Para ello el autor debe tomar como material su experiencia propia, y captar en ella algo que sea “esencial”; algo que sea válido para cualquiera…. Atendiendo a este criterio, Estirpe Salvaje es un cuento bueno.

Todo autor pone algo de sí en sus personajes, pero Montse se vuelca en ellos. No hay más que conocer algo de su biografía y de sus vicisitudes para conseguir ver publicado su trabajo, para reconocerla en Ruslan y en Yvanka. Unos personajes fuertes y decididos, tenaces y rebeldes ante la injusticia que honran a su creadora y transmiten un mensaje muy válido e interesante para nuestros jóvenes, que por otra parte sabrán apreciar y agradecer su estilo ligero y armónico que facilita la lectura de esta obra.

Pero lo primero que llama la atención de Estirpe Salvaje es que se trata de una ficción posible. Montse recupera el viejo precepto de que la lectura nos puede hacer viajar a otros tiempos y lugares desde un sillón, manteniéndose al margen de las modas populistas del momento donde parece imposible imaginar sin hacerlo con mundos imposibles habitados por seres dotados de poderes sobrenaturales. El mundo imaginado por Montse no solo es muy posible; también es muy creíble.
Por último, creo que la mejor crítica que puedo hacer es manifestar mi intención de recomendarles a mis hijos que lean Estirpe Salvaje y rogarle, encarecidamente, a Montse de Paz que no tarde en publicar la segunda parte.

Juan J. Planelles Arráez